Bukele: un presidente millennial, millonario y con mano de hierro
Es increíblemente popular en relación al pequeño país que gobierna, El Salvador, del tamaño de los departamentos de Florida y Lavalleja juntos. Ha captado toda la atención de la prensa internacional, que lo muestra como un líder anti sistémico y revolucionario . Y ha logrado reducir drásticamente la delincuencia en el país con metodologías objetadas por organizaciones de derechos humanos. Nayib Bukele es un presidente millennial (nació en 1981) y multimillonario, al que al parecer no le tiembla el pulso en la guerra que le declaró a las maras, las temidas pandillas de jóvenes que azotan El Salvador y otros países de la región. Grupos como la Mara Salvatrucha son realmente de temer: sus actividades incluyen narcotráfico, extorsión, contrabando de armas, secuestro, robo, violaciones y asesinatos por encargo.
A la fecha hay más de 65.000 detenidos de estos grupos criminales en El Salvador. Y en los últimos meses algunas imágenes impactantes han dado la vuelta al mundo: las de cientos de jóvenes en una cárcel especialmente creada para degradarlos, sentados en grupos con la cabeza gacha o corriendo desnudos y esposados mientras exhiben sus cuerpos atestados de tatuajes. Esta política de seguridad inédita (que incluye la destrucción a mazazos de lápidas en cementerios labradas con símbolos pandilleros) le ha permitido gozar de altos índices de popularidad. “El Salvador ha pasado de ser el país más peligroso del mundo a estar en camino de ser el más seguro de América”, aseguró Bukele ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
Según datos oficiales, en 2015 el país registró un máximo de 103 asesinatos por cada 100.000 habitantes. En 2022, la cifra había caído a 7,8 homicidios. Incluso en febrero de este año el mandatario celebró que El Salvador llevara 300 días sin muertes violentas.
“Pasamos de ser un país para muchos desconocido -y los que lo conocían lo conocían por las pandillas, por los muertos, por la violencia, por la guerra- a ser uno conocido por sus playas, por el surf, por sus volcanes, por su libertad financiera, por su buen gobierno y por haber acabado con el crimen organizado”, afirmó ante la Asamblea General de Naciones Unidas, que lo colmó de aplausos. Genio y figura hasta la sepultura, no dejó pasar la oportunidad para expresar que discrepa con el organismo internacional que a veces hace la vista gorda cuando un país lo necesita: “Vine hasta acá, a pararme en este podio, en un formato en el que ya no creo, para decir algo que lo más probable es que, de todas maneras, no cambie la forma en la que los países poderosos ven a los demás. Pero tal vez cambie la forma en que los países en vías de desarrollo nos vemos a nosotros mismos”, pronunció.
Un líder polémico. Los gobiernos salvadoreños combatieron a las maras por décadas y algunos incluso fueron señalados por pactar beneficios con ellas a cambio de disminuir la violencia. Con la promesa de extirpar este tumor creciente del tejido social, Nayib Armando Bukele Ortez llegó al poder en 2019.
Entre el 24 y el 27 de marzo de 2022, un total de 93 personas fueron asesinadas en El Salvador, una tierra de poco más de 6 millones de habitantes. Esto fue el acicate para que, ese mismo 27 de marzo, la Asamblea Legislativa aprobara un estado de excepción que le permitió al gobierno desplegar tropas de guerra en las calles y detener a miles de ciudadanos en operativos a veces denunciados por violentos o arbitrarios. Como era de prever, eso tuvo sus costos dentro y fuera de fronteras.
Las preocupaciones que existen en la comunidad internacional radican en los métodos y en un trato que, según se aprecia en los videos que hizo circular el propio gobierno, podrían propiciar vulneraciones a los derechos humanos. Pero Bukele se ha defendido: “Si bien nosotros vamos a respetar los derechos de los delincuentes y lo hemos estado haciendo todo este tiempo, nuestra prioridad van a ser los derechos de las personas honradas, que no tienen sus derechos restringidos porque no cometieron delito”, afirmó. Y agregó: “En este país pasamos 30 años siendo acribillados, asesinados, violados, extorsionados y viviendo en zozobra y nadie dijo nada, pero de repente agarran a los que matan, a los que rentean (amenazan para obtener dinero), a los que violan. Y de repente hay que ver los derechos humanos de ellos”.
De las empresas a la política. Antes de llegar a la primera magistratura, Bukele era un político joven que llamaba la atención -como Javier Milei lo hace en Argentina- por desafiar el statu quo. Ya se había fogueado como alcalde de los municipios de Nuevo Cuscatlán y San Salvador, representando al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Fue el primer alcalde salvadoreño en donar su salario a becas y orfanatos para jóvenes de escasos recursos.
Su vida privada nunca pasó desapercibida porque su familia es una de las más ricas del país y su padre fue un influyente líder religioso. Nayib Bukele nació en la capital de San Salvador el 24 de julio de 1981. Su progenitor, Armando Bukele Kattán, fue un químico industrial de ascendencia palestina convertido al islam, además de imán, líder de la comunidad árabe en San Salvador e impulsor de algunas de las primeras mezquitas en el país. La madre del presidente es Olga Marina Ortez, de religión católica.
En 1999 Bukele se graduó en bachiller general en la Escuela Panamericana de San Salvador y estudió durante un breve tiempo la carrera de Ciencias Jurídicas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, pero no la concluyó porque comenzó a trabajar en las empresas de su padre. Cadenas de restaurantes, laboratorios, farmacéuticas, distribuidoras de motocicletas y motores, tiendas de zapatos, agencias de publicidad, canales de televisión, son algunos negocios importantes que la familia Bukele posee. El mandatario también fue el responsable de que El Salvador se convirtiera en 2001 en el primer país en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal, apuesta que no le ha salido bien. Hoy día, sus hermanos Karim, Ibrajim y Yusef componen el anillo de poder más influyente alrededor del presidente.
En 1999 Bukele se graduó en bachiller general en la Escuela Panamericana de San Salvador y estudió durante un breve tiempo la carrera de Ciencias Jurídicas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, pero no la concluyó porque comenzó a trabajar en las empresas de su padre. Cadenas de restaurantes, laboratorios, farmacéuticas, distribuidoras de motocicletas y motores, tiendas de zapatos, agencias de publicidad, canales de televisión, son algunos negocios importantes que la familia Bukele posee. El mandatario también fue el responsable de que El Salvador se convirtiera en 2001 en el primer país en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal, apuesta que no le ha salido bien. Hoy día, sus hermanos Karim, Ibrajim y Yusef componen el anillo de poder más influyente alrededor del presidente.
Su esposa es la salvadoreña Gabriela Roberta Rodríguez Perezalonso (38), una educadora, psicóloga y bailarina de ballet. La pareja tiene una hija, Layla Bukele, nacida en 2019.