Inflación: el récord negativo de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner. La guerra contra la inflación fracasó.

Inflación: el récord negativo de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner. La guerra contra la inflación fracasó.

En qué otros años el país presentó una suba de precios anual en torno al 100%, y qué se espera para 2023, según los economistas.

La guerra contra la inflación fracasó. Pese a que el presidente Alberto Fernández prometió en marzo del año pasado que le haría frente a la suba de precios e iría contra los “especuladores”, 2022 terminó con un alza acumulada del 94,8%. De manera que la fórmula presidencial, también integrada por Cristina Kirchner, se llevó la cifra más alta en 32 años, desde la salida de la hiperinflación.

Incluso, con una perspectiva histórica, hubo solo dos quiebres donde el índice de precios al consumidor (IPC) superó -o rozó- la barrera del 100%. El primero fue en el año 1959, cuando el país registró una inflación interanual del 113,7%. Pero al año siguiente volvió a posicionarse en niveles del 25%.

El otro, arrancó en 1975 (182,8%) y la Argentina no volvió a ver una suba interanual de los precios en las dos cifras hasta 1991, con excepción del año 1986. Fueron casi 16 años ininterrumpidos donde la nominalidad se aceleró a niveles que pocos países del mundo conocen.

“En términos históricos, cada tipo de inflación que hemos tenido, cada híper, estuvieron asociadas a procesos internos o externos, con problemas en la balanza de pagos o de deudas fiscales que terminaron haciendo que los precios se aceleren. La causa de todo ese deterioro es el balance del Banco Central (BCRA), que de repente no cuenta con reservas o emite más dinero para poder financiar al fisco. Eso provoca la depreciación de la moneda, que es la inflación, donde nadie quiere activos internos”, señaló Sebastián Menescaldi, director de EcoGo.

La experiencia pasada
Al observar las cifras históricas, desde la primera medición en 1945 hasta la muerte de Perón en 1974, los precios promediaron una suba del 24%. El pico más bajo fue en 1954, cuando el año cerró con un 3,8% interanual. En cambio, el pico llegó en 1959, con la Presidencia de Arturo Frondizi. Luego de un fuerte salto devaluatorio, el país alcanzó por primera vez las tres cifras: fue del 113%.

“A partir de 1946, empieza a ser un problema que antes no existía en el país. Cuando el Peronismo se va, la Argentina queda en un régimen de alta inflación, pero todavía en una escala manejable. Ya en la década del 70, después del Rodrigazo, toma otra dinámica y la inflación pasa a ser del 100% todos los años, hasta terminar con la híper”, remarcó Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos.

En el mismo sentido, apuntó un informe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), que destacó que los años siguientes al fallecimiento de Perón en 1974 se instauró una etapa de “profunda inestabilidad económica y social”, en un contexto de crisis de la deuda latinoamericana. La cifra más alta jamás registrada fue en 1989, cuando el país cerró el año con una inflación del 3079,5%.

“En ese entonces, se registró también una devaluación histórica (el tipo de cambio registró un aumento de 4771% anual con respecto al dólar). La pérdida de valor de la moneda fue tal que durante este período se realizaron dos cambios de símbolo monetario: en el año 1983 se reemplazó el peso ley por el peso argentino, y en 1985 este último fue sustituido por el austral”, señaló la CAC.

El país pudo salir de ese círculo vicioso a partir de la Ley de Convertibilidad del año 1991, según explicaron, cuando se fijó la paridad del austral con el dólar. Luego de una inflación del 2314% en 1990, al año siguiente se redujo a un 84%. Hasta ahora, no se habían vuelto a registrar cifras en torno al 100%.

La convertibilidad cortó de cuajo con la inflación. Del día a la noche el país pasó de tener una híper a tener nada [en 1996, fue del 0,1% anual]. La suba de precios no fue problema durante diez años. Uno podrá juzgar el resto de los problemas que trajo después, pero las reformas que se realizaron permitieron acabar de un plumazo con la inflación”, resumió Tiscornia.

2023: ¿inflación del 60%?
Teniendo en cuenta la experiencia pasada, queda flotando en al aire qué sucederá en los próximos años. Para 2023, el Gobierno proyectó en la Ley del Presupuesto una suba promedio de los precios del 60%. Incluso, el ministro de Economía, Sergio Massa, espera que en abril la inflación “empiece con el número tres”, de la mano de los acuerdos de precios que el Gobierno alcanzó con diferentes empresas.

Pero los economistas no están tan seguros. De acuerdo con el último Relevamiento de Expectativas del Mercado, que realiza el BCRA, el año terminará con una inflación del 98,4% interanual. Cifra que se encontraría más alta el dato de 2022.

“La posibilidad de seguir reduciendo la inflación hacia adelante es complejo. Massa está coordinando con diferentes sectores de la economía, busca una convergencia nominal entre salarios y precios en el corto plazo. Pero no se corrigieron otros valores importantes de la economía, como el dólar o las tarifas. Los precios están distorsionados, e implica una mayor inflación hacia el futuro”, dijo Menescaldi.

El mayor desafío todavía está puesto en la cantidad de dólares que consiga el Banco Central. El economista resaltó que en la actualidad el Ejecutivo no puede endeudarse, al tiempo que el sector privado no quiere prestar más dinero. La única manera de conseguir dólares será vía comercial, factor que depende de la sequía.

En la misma línea apuntó Tiscornia, quien agregó que 2023 es año electoral y las correcciones de precios que deben hacerse en la economía probablemente queden pendientes para el próximo presidente.

“Hoy, para bajar la inflación, primero tiene que subir. Este año el Gobierno buscará evitar que eso se manifieste, por lo que le quedará la tarea pendiente a la próxima gestión. La experiencia de Mauricio Macri y el gradualismo quedó como lección, de que lamentablemente hay que hacer los cambios medio rápidos. Pero está todo enganchado. Si hay problema fiscal, hay que actualizar las tarifas porque están atrasadas. Si se quieren dólares, se tiene que cerrar la brecha del 100% con una devaluación un poco más fuerte. Todo eso genera más inflación futura”, cerró.

fuente: la nacion Melisa Reinhold

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