«Los planes sociales son un invento argentino, como el dulce de leche»

«Los planes sociales son un invento argentino, como el dulce de leche»

Argentina «planera»: cuántos argentinos reciben un cheque del Estado y quiénes manejan los planes sociales. El Gobierno pretende reconvertir parte de los planes en empleos genuinos. Sin embargo, en un escenario con 40% de pobreza, parece imposible.

La asistencia que el Estado da a millones de argentinos, viene siendo cuestionada ya desde fines del año pasado, cuando la pandemia empezó claramente a aflojar. Entonces, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, había afirmado que el Poder Ejecutivo enviaría al Congreso un proyecto de ley que apunta a convertir planes sociales en empleo genuino y registrado en el sector de la construcción. De acuerdo con Massa, el nuevo esquema permitirá emplear a «casi un millón de argentinos y argentinas».

«Los planes sociales son un invento argentino, como el dulce de leche o el colectivo», grafica el director del instituto IDESA, Jorge Colina, quien explica que ese esquema de subsidios que llega mensualmente a un piso de 3 millones de personas, no existe en otros lugares del mundo.

En medio de la polémica, el Gobierno busca transformarlos en empleo genuino. Es una intención compartida por casi todos los sectores políticos, pero su implementación, en un escenario dramático con 40% de pobreza, parece imposible.

«Los planes sociales rondan los 3 millones y el objetivo de transformarlos en empleo es muy complicado, porque la mayoría de los beneficiados no pudo completar la escolaridad, y esto hace que sean imposible de emplear por el sector privado», advierte Colina, en diálogo con un medio de prensa.

Y lamenta que en dos décadas de existencia, el Ministerio de Desarrollo Social «se especializó en distribuir planes asistenciales discrecionalmente. Sirvió sólo para fomentar movilizaciones y usar la pobreza con fines electorales. Para dejar de manipular a los pobres y aportar soluciones, hay que cambiar estructuralmente la estrategia».

De acuerdo con un reciente estudio de IDESA, publicado a fines de 2021, en el universo de planes, los dos centrales son el Potenciar Trabajo, con 1.100.000 beneficiarios, y los alimentarios, que superan los 1.700.000. No son las únicas ayudas directas que otorga el Estado, pero sí las que, según los especialistas, constituyen «planes sociales» puros, en buena medida porque pueden eliminarse en cualquier momento y son muchas veces materia de negociación con las organizaciones sociales o piqueteras.

Durante el año pasado, unos 28 millones de ciudadanos recibieron ingresos monetarios directos de parte del Estado nacional. De ese total, más de 12 millones reciben prestaciones sociales.

Unas 9 millones las paga la ANSES, e incluyen la asignación por hijo (AUH), que ronda los 4,5 millones de beneficiarios, las jubilaciones otorgadas sin respaldo de aportes, 3,5 millones; y las pensiones no contributivas, con un millón de beneficiarios.

Colina señala que «los planes sociales, que comenzaron siendo 800 mil hace dos décadas, hoy son 3 millones».

Las transferencias directas que mensualmente realiza el Estado terminan superando los 20 millones, si se suman más de 4 millones de empleados públicos y unos 3 millones de jubilaciones contributivas.

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